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La vida y otros cuentos


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AMANTE AMIGO

Enrique y yo nos estábamos preparando para ir a ver el musical «Drácula» que, con motivo de la fiesta de Halloween, ponían en el teatro. Él era el amor de mi vida, mi amante, aunque sea una contradicción. Nos conocimos en un momento muy poco adecuado, pero el deseo de estar juntos nos llevó a tener una intensa relación que fue creciendo de día en día transformándose en un amor sincero. Más allá de ese amor, habíamos creado una amistad construyendo un vínculo sólido y duradero basado en la confianza y el respeto del uno hacia el otro.

Habíamos adquirido un apartamento clandestino, en el que habíamos creado un hogar donde formábamos una pareja perfecta cuando estábamos juntos. Estaba en las afueras de la ciudad, cerca del campo, donde comenzaba un bosque frondoso que veíamos desde la ventana y todas las mañanas un pájaro cercano venía a saludarnos con su trinar.

Él era guapo, hermoso por dentro y por fuera y muy querido por todos. La alegría que transmitía me llevaba al cielo.

Ese día, cuando salíamos del apartamento, nos sorprendió un hombre subido en un burro, con una mochila en la espalda, que se dirigía a una tienda de comestibles. Al bajarse del burro, vimos como de su mochila sacaba una pistola para robar dentro del local.  En ese momento, Enrique cogió su móvil y llamó a la policía informando del hecho que estaba sucediendo. Afortunadamente, la policía llegó muy rápido y pudo coger al ladrón con la mercancía que ya estaba poniendo en las albardas del burro. Nos miró con el odio clavado en sus ojos, mientras los guardias se lo llevaban arrestado.

El dueño del local nos agradeció lo que hicimos para evitar el robo, e incluso, males mayores, con una gran emotividad y cariño. Mi amante amigo y yo nos fuimos alegres y felices para disfrutar del musical conscientes del deber cumplido.

Finalista en el certamen del taller de relatos cortos Buero Vallejo 2025

«El mejor amor está construido sobre los cimientos de una gran amistad».


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Escapada a Oporto, Braga y Guimarães

Después de un verano viajero, lo finalizamos con una escapada a Oporto visitando también Braga y Guimarâes. Portugal, un país tan cercano, geográficamente, pero que aún no conocíamos.

Día 1.- Salida a Oporto

Llegamos al aeropuerto, donde ya estaba el grupo y el guía que nos iba a acompañar durante todo el viaje. Salimos, puntualmente, con mucha ilusión por conocer el país. Nos sorprendió la poca duración del vuelo. Fue muy agradable ver, desde la ventanilla, las nubes como si fueran algodón y el paisaje con las casas cada vez más cerca.

Aterrizamos en el aeropuerto con algo de nubes y restos de lluvia. Nos estaba esperando el autocar para hacernos una visita panorámica por la ciudad de Oporto, dándonos el guía una explicación general de la ciudad por donde íbamos pasando. En todo momento, fuimos bordeando la ribera del río Duero desde su desembocadura en el mar. Durante el trayecto, nos fue cautivando la ciudad con lo que íbamos viendo. En una de las rotondas que cruzamos, se encontraba la estatua ecuestre de D. Joao VI Rey de Portugal durante los años 1816 a 1822. Seguimos por la ribera contemplando los puentes que tiene Oporto hasta llegar al otro lado de la ciudad donde íbamos a estar alojados, Vila Nova de Gaia. Está enfrente de Oporto, separada por el río Duero y conectada por el icónico puente D. Luis I.

Una vez alojados en el hotel, el guía nos indicó varios sitios donde poder ver la puesta de sol, tan famosa, desde este lado del río Duero. Dejamos el equipaje y nos fuimos paseando a conocer esta pequeña ciudad. Fue un recorrido precioso contemplando Oporto desde el otro lado. Subimos a la plaza donde se encuentra el Monasterio de la Sierra del Pilar desde donde vimos unas panorámicas preciosas. Después de pasear por allí y admirar sus paisajes, bajamos al hotel para la cena.

Tenemos una anécdota muy bonita, para el recuerdo, de una agente de turismo que hace fotos a los turistas sin darnos cuenta. Nos hizo algunas que nos regaló.

El restaurante del hotel y la cena nos sorprendió gratamente por su calidad y buen ambiente.

Día 2.- Braga y Guimarâes

Después de coger fuerzas en el hotel con un desayuno estupendo, así como sus buenas instalaciones y la amabilidad del personal, nos estaba esperando el autocar, con el guía, para ir a conocer las dos ciudades. Durante el trayecto, el excelente guía que hemos tenido durante toda la duración del viaje, nos fue contando la historia de la primera de las dos que íbamos a visitar, Braga. Es la tercera ciudad más poblada de Portugal, conocida por sus numerosas iglesias. Ha sido el corazón religioso del país. Fue la sede de los primeros obispos y el lugar donde se consagró la primera catedral portuguesa. Se cree que los romanos construyeron la ciudad en los años 15-16 A.C. con el nombre de Bracara Augusta. Fue una importante ciudad comercial, beneficiándose, por su posición geoestratégica, del tráfico marítimo que unía a diversos centros productores del Imperio Romano. Se asentaron artesanos y talleres especializados de cerámica, producción de vidrio, fundición de bronce, oro y hierro. En el año 388 se fundó el Obispado de Bracara, convirtiéndose Paterno en el primer Obispo. El primer lugar donde nos dirigimos al llegar fue al enclave religioso más espectacular del norte de Portugal: El santuario de «El Bom Jesús do Monte». Esta iglesia, del año 1784, es famosa por su magnífica escalinata barroca en zig zag, formada por diecisiete rellanos con fuentes, estatuas y decoración dedicada a varias temáticas: La vía Sacra, los Cinco Sentidos, las Virtudes y el Terreiro de Moisés. Desde la cima se puede contemplar toda la ciudad con unas vistas impresionantes. Al lado de la iglesia se encuentra una cueva, preciosa, que más que natural parece un decorado artificial.

Después de disfrutar de este monte y el paisaje tan bello, nos dirigimos a otro santuario, el de Nuestra Señora de Sameiro, uno de los lugares de culto más visitados del país. Se encuentra en la cima del monte del mismo nombre a 566 metros de altitud. Su fundación se debe a Martinho Silva, presbítero de la archidiócesis de Braga, que dinamizó el culto mariano a partir de la década de los sesenta del siglo XIX. El 8 de diciembre de 2004, el Papa Juan Pablo II concedió al santuario la «Rosa de Oro» en reconocimiento por importantes servicios prestados a la iglesia o a la sociedad. Por ello, en este santuario se encuentra su reliquia, de primer grado, «gota de sangue».

Desde la cima de este santuario hay unas impresionantes vistas de Braga.

Después de tanta belleza, vamos hacia el centro de la ciudad donde se encuentra la plaza de la República. Ha tenido diferentes nombres a lo largo de la historia, como «Campo das hortas» por su proximidad a los huertos y más tarde, en el año 1715, pasó a llamarse «Praça Nova» tras tener diversos cambios arquitectónicos. Es un punto de encuentro con mucha vida, como toda la ciudad. En sus alrededores podemos ver una diversidad de estilos arquitectónicos que parece que retrocedamos en el tiempo. Preciosa ciudad, la más antigua de Portugal, con un legado medieval y barroco. Desde allí, vamos paseando hacia la iglesia de la Santa Cruz, otro ejemplo de estilo barroco, situada en la plaza Largo Carlos Amarante frente al hospital de Sâo Marcos. Tiene una fachada espectacular, gran obra del siglo XVII, de estilo barroco manierista con detalles de piedra labrada. Se construyó por orden del fundador de la Cofradía de la Santa Cruz, Jerónimo Portillo.

La plaza tiene unas bonitas letras con el nombre de la ciudad y unos jardines muy bien cuidados que se convierten en un placer para la vista.

Paseando por esta bella ciudad llegamos al jardín de Santa Bárbara que se encuentra en pleno centro, al lado del Palacio Episcopal. La construcción original de este Palacio se inició en el año 1336 bajo el arzobispo D. Gonçalo Pereira. A lo largo de los siglos, el palacio experimentó numerosas renovaciones, reflejando los estilos arquitectónicos cambiantes y el creciente poder de los arzobispos. El ala norte, construida entre los años 1545 y 1549, muestra el estilo renacentista, mientras que el ala oeste, edificada en 1594 refleja la influencia manierista. Una de las característica más llamativas del palacio, es el ala barroca añadida entre los años 1740 y 1750 por el arzobispo D. José de Bragança. El jardín, con una vegetación perfectamente cuidada, es un oasis de paz aislando el bullicio de la ciudad. Un espacio precioso para pasear por él y disfrutarlo.

Conocer Braga ha sido una experiencia maravillosa que estamos descubriendo por cada rincón que visitamos. De Braga a Guimarâes son solo 18 kilómetros de distancia y la comida, en un restaurante típico con vino verde incluido, otro descubrimiento que nos ha encantado. El vino verde de Portugal se produce en la región demarcada del Vinho verde, que incluye las regiones del Duero y del Miño en esta zona norte de Portugal. Después de la comida, nos dirigimos a la ciudad, a pie, para conocerla. Guimarâes es la ciudad donde nació Portugal. Su historia se remonta a la edad del cobre. El encanto medieval de su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hace de ella una ciudad especial. Se considera la cuna de Portugal y en ella nació Alfonso Henríquez, quien estableció en el año 1139 el reino de Portugal y se proclamó su primer rey: Alfonso I de Portugal. Nos dirigimos caminando hacia el Castillo de Guimarâes que se remonta al siglo X y fue construido para proteger a los monjes de un monasterio cercano de los ataques musulmanes. Está considerado como una de las siete maravillas de Portugal.

Desde allí, seguimos nuestro paseo para llegar a la plaza donde se encuentra la entrada al palacio de los Duques de Bragança. En esta plaza se erige la imponente estatua de bronce, sobre un pedestal de piedra y varios escalones, del primer rey de Portugal, Alfonso Henríquez.

Llegamos paseando por las estrechas callejuelas empedradas, como la Rua de Santa María, la calle más antigua de Guimarâes, a la Plaza Largo da Oliveira, en pleno casco histórico de la ciudad. Nos sorprendió su majestuosidad, de traza medieval, con edificios de altos balcones, con fachadas de colores y soportales que nos recordó a ciudades del norte de España. Es famosa por su árbol de olivo y en ella también se encuentra el Ayuntamiento antiguo, de varios estilos arquitectónicos. Muy concurrida, con muchas terrazas, es un lugar ideal para pasear y conocer la historia de esta maravillosa ciudad.

Un día espectacular conociendo verdaderas joyas de arte en estas ciudades con tanta historia y tan bien conservadas. Llegamos al hotel y nos dio tiempo a echar una partida al Rummykub antes de cenar.

Día 3.- Oporto

De buena mañana, ya nos está esperando el autobús, con el magnífico guía que nos acompaña, para cruzar el puente, dejarnos en la ciudad y comenzar a hacer la visita a pie. Oporto, según nos va contando el guía , es una ciudad antigua y de trabajo que cuenta con un amplio patrimonio histórico, aunque en las últimas décadas ha sido sometida a una amplia modernización. La leyenda cuenta que Cale fue el primer nombre que tuvo Oporto. Era un pequeño asentamiento que ya conocían los griegos, situado en la orilla izquierda del río Duero, cerca de su desembocadura. Se sabe que tenía muy malas condiciones para la navegación y los romanos trasladaron la ciudad a otro lugar donde se pudiera construir un puerto. Durante las invasiones bárbaras, Cale pasaría a control suevo. Hacia el año 417 los alanos invadieron el territorio de los suevos, empujándolos hacia la orilla derecha del Duero donde hoy se sitúa Oporto. Tras la conquista musulmana de la península ibérica, Oporto fue reconquistada y poblada por la nobleza gallega desde el año 868. En esta región fue establecido el Condado Portucalense que perteneció al reino de Galicia, dependiente a su vez del reino de León. La diócesis de Oporto fue restaurada definitivamente en 1112-1114, con la llegada desde Compostela del obispo Hugo. En 1123 se fundó oficialmente la ciudad de Oporto. El Condado se independizó dando lugar al reino de Portugal en 1139 y Alfonso Henríquez fue el primer rey independiente de Portugal. El centro histórico de la ciudad fue declarado, en el año 1996, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Comenzamos la visita en la plaza de la Batalha, una de las más emblemáticas de la ciudad y punto de partida de la calle más popular de Oporto, Rua Santa Catarina. Se llama así porque fue donde se libró la lucha entre los habitantes de Oporto y las tropas de Almanzor. Es una plaza muy concurrida con mercadillo de numerosos objetos de corcho, ya que Portugal es el productor más grande del mundo de corcho. Muy cerca está la iglesia de San Ildefonso de estilo barroco, construida entre los años 1724 y 1730

Un día fantástico, con muy buena temperatura, que nos invita a pasear por la ciudad llegando a la Rua Santa Catarina donde se encuentra el icónico café Majestic. Este café fue fundado durante la Belle Époque, en 1921, con el nombre de Élite, pero al año siguiente le cambiaron el nombre a Majestic. Lugar de encuentro de intelectuales, artistas y turistas.

Continuamos caminando por las calles quedándonos gratamente impresionados, todos los que componemos el grupo, por sus fachadas de bonitos colores y una gran variedad de composiciones de azulejos, hasta llegar al Mercado del Bolhao. Es uno de los principales mercados de Oporto y ofrece una gran variedad de frutas, pescado local y hasta puestos de flores.

Desde allí, nos dirigimos a la avenida de los Aliados. Es para los «tripeiros» como la plaza mayor de la ciudad. El sobrenombre «tripeiro» es como se conoce a los nacidos en Oporto. El guía nos va explicando el origen de este apodo. En el año 1414 el rey Joao decidió organizar una expedición secreta a Ceuta para conquistar la ciudad. Para ello, se necesitaba una armada fuerte, por lo que sus dos hijos, Enrique y Pedro, navegantes, construyeron una naves para poder llegar. Todo Oporto se volcó en el proyecto. Mientras muchas personas trabajaban duro para la construcción de los barcos, otras preparaban provisiones para una flota abundante. Regalaban gran parte de lo que tenían, sobre todo la carne, que tras ser limpiada y salada, la almacenaban en los barcos. Cuando la flota zarpó, a los habitantes de Oporto, solo les quedaron los despojos, es decir, los callos y así nació el plato «tripas a moda do Porto», uno de los platos más conocidos de Portugal y con él llegó el apodo de «tripeiros» para los habitantes de la ciudad de Oporto, que lo aceptaron con honor y orgullo. Este apodo se utiliza mucho más que la propia palabra «portuense». Toda una historia muy interesante que nos gustó mucho conocerla.

En la zona norte de la Avda. de los Aliados se encuentra el imponente Ayuntamiento de Oporto. Es una avenida muy hermosa donde se hacen todas las fiestas y la de la Noche de San Juan, en especial. Es el corazón de la ciudad con unos edificios muy emblemáticos.

Caminando, llegamos a la plaza donde está la fuente de los Leones, lugar en el que se encuentra el Rectorado de la Universidad. Es el punto central de la vida estudiantil y homenaje al matemático Gomes Teixeira el primer rector de la Universidad. En un lateral de la plaza se encuentran las iglesias del Carmen y de los Carmelitas, separadas por la casa más estrecha de la ciudad. La iglesia del Carmen nos sorprendió por su arquitectura barroca rococó del siglo XVIII y su gran mosaico de azulejos. La iglesia de los Carmelitas es 140 años más antigua y es de arquitectura barroca manierista. Dos maravillas arquitectónicas muy bonitas de ver.

Cerca de la Torre de los Clérigos, que visitamos a continuación, se encuentra la Librería Lello, famosa en todo el mundo por su belleza interior. Se dice que en esta librería se rodaron algunas escenas de Harry Potter, pero la librería no aparece en ninguna de sus películas. Sí que la autora, J.K. Rowling, vivió durante algún tiempo en la ciudad y pudo inspirarse en ella para crear la librería ficticia del callejón Diagon. Nos paramos delante de su bonita fachada, ya que entrar al interior es imposible, debido a la multitud de personas que hacen fila para visitarla. Nos explica el guía que fue inaugurada en el año 1906 por los hermanos José y Antonio Lello. Desde su inicio es un símbolo cultural, refugio para los amantes de la literatura.

Continuamos con la visita para ir a la Torre de los Clérigos, un icono de la ciudad. Campanario de estilo barroco del siglo XVIII, hecha en mármol y granito, forma parte de la iglesia de los Clérigos y fue financiada con los fondos de la Hermandad de los Clérigos Pobres, que hicieron de la iglesia adyacente su residencia. Está ubicada en el punto alto de la ciudad y considerada como la construcción religiosa más alta de Portugal.

Desde allí bajamos hacia la estación de San Benito por unas calles llenas de encanto . La estación de Sâo Bento, San Benito (en español), fue construida sobre las ruinas de un antiguo convento de monjas a finales del siglo XIX, aunque su inauguración oficial se realizó en 1916. Cuando entramos al recinto, vemos sus impresionantes paredes cubiertas de azulejos y nos damos cuenta que estamos ante una de las estaciones más hermosas de Europa. Es una de las más transitadas de Portugal, ya que de allí salen trenes de cercanías y hacia otras localidades del país.

Salimos maravillados de lo bonita que es la estación y nos vamos hacia la catedral de Oporto en la parte más alta de la ciudad. Es el edificio religioso más importante de la ciudad. Su origen se remonta al siglo XII cuando empezó su construcción en estilo románico. Su aspecto exterior es clara muestra de ello, pero las obras se prolongaron hasta el siglo XIII, por lo que también tuvo elementos góticos, aunque está considerada como barroca por las sucesivas reconstrucciones que tuvo y se añadieron muchos elementos propios del barroco. En el centro de la plaza de la catedral hay una columna, pelourinho, (en portugués), que según la leyenda es como las que utilizaban para colgar a los ajusticiados. Esta columna, según nos cuenta el guía, nunca fue utilizada para eso porque fue instalada a mediados del siglo XX con el único fin de «decorar» la plaza. Desde allí, hay unas vistas maravillosas de diferentes zonas de la ciudad. Detrás de la catedral está el Palacio Episcopal, otra de las joyas artísticas de Oporto. Construida en estilo barroco en el siglo XIX, fue antiguamente la sede de la Cámara de Oporto y es la residencia de los obispos de la ciudad.

La ciudad de Oporto nos ha cautivado por su historia, su arquitectura y sus calles llenas de vida. Volvemos a comer al hotel para esta tarde hace el crucero por el río Duero.

Después de comer, en el hotel, damos un paseo por sus instalaciones viendo lo bonito que es y lo bien cuidado que está. La piscina es muy agradable aunque no hemos podido disfrutar de ella porque la temperatura no acompañaba demasiado para bañarse. El paso por el que se accede a ella nos sorprende, ya que es una bodega abierta con botellas de vino de oporto de diferentes cosechas en los laterales. Muy original.

Comenzamos la tarde llegando a la ribeira de Oporto de donde salen los barcos para hacer el crucero por el río Duero hasta la desembocadura al mar. Una zona muy animada con muchos puestos de regalos y sobre todo de artículos de corcho. El guía nos explica que se llama «crucero de los 6 puentes» la atracción más popular de la ciudad. Embarcamos a bordo de un «rabelo» barco tradicional y comenzamos desde el puente D. Luis I, pasamos por el puente Arrábida hasta el puente Freixo en el extremo este de la ciudad. También cruzamos el puente Infante D. Enrique, construido en el año 2003, el puente de hierro María Pía, diseñado por el mismo arquitecto que hizo la Torre Eiffel y el puente Sao Joao. Podemos ver, desde el barco, murallas fernandinas que se crearon en el siglo XIV, en plena Edad Media y hoy, todavía, se conservan algunas. Un paseo muy bonito con vistas muy bellas de las dos orillas de la ciudad.

Cuando desembarcamos en la ribeira, nos quedamos por allí a dar un paseo, visitar la famosa «Casa do sardinha portuguesa» y ver una de las bodegas que tienen en la ciudad. Pasamos el puente que cruza al otro lado de la ribeira para tomarnos un delicioso batido en un café de la otra orilla. Esta bonita tarde es la culminación de un día precioso conociendo Oporto y enamorándonos de la ciudad.

Día 4.- Oporto (día libre)

Comenzamos este día libre con un buen desayuno subiendo al tren turístico gratuito que tiene el hotel para cruzar el puente que nos lleva al centro de la ciudad. Un vez allí, en la plaza de la Batalha, vamos hacia la rua Santa Catarina, que ayer solo la vimos de paso y hoy queremos caminar por ella y conocerla bien. Es una calle peatonal, con la zona comercial más importante de la ciudad. Está repleta de tiendas, restaurantes, música en la calle y muy concurrida. Nos dirigimos al café Majestic que ayer solo pudimos verlo desde fuera, donde nos tomamos unos zumos y el «pastéis de nata», postre típico portugués que en esta ciudad se ha convertido en una delicia gastronómica. Nos encantó. Fue un rato muy agradable en el que visitamos también el interior del café descubriendo un patio muy hermoso. Seguimos caminando por esta calle tan llena de vida con mucha gente y multitud de tiendas. El bordado es una artesanía típica de Portugal y en Oporto encontramos una tienda, Ricami Verónica, con bordados de muy buena calidad que adquirimos de recuerdo. Subimos al hotel para comer y, de nuevo, en la tarde, volver a seguir disfrutando del ambiente.

Ya, en la tarde, descubrimos la iglesia Capela das Almas, muy reconocida por la ciudad de Oporto por su llamativa fachada de azulejos blancos y azules. Construida durante el siglo XVIII, es de estilo neoclásico y la decoración con azulejos se incorporó a comienzos del siglo XX, concretamente, en el año 1929. Nos gustó tanto el «pastéi de nata» que por la tarde repetimos en la «casa Manteigaira», una cafetería en la que hacen este exquisito dulce y donde pasamos un rato muy agradable. Desde allí salimos para el hotel donde nos estaba esperando la cena de la última noche de este viaje tan bello.

Día 5.- De vuelta a España

Finaliza ya este bonito viaje. Después de desayunar, nos recoge el autocar para llevarnos al aeropuerto de Oporto. Mención especial para el excelente guía que hemos tenido durante todo el viaje y que nos sigue acompañando hasta Madrid. Un profesional de diez.

Nos ha encantado el país que hemos descubierto. ¡¡¡ Volveremos!!!


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Crucero por el Mediterráneo

Quedamos tan contentos y nos lo pasamos tan bien en el crucero del año pasado por Escocia e Islandia, que este año hemos repetido. En esta ocasión, por las zonas del Mediterráneo que no conocíamos.

Día 1.- Barcelona

Llegamos en el tren AVE a la estación de Sants, donde cogimos un taxi al puerto en el que MSC dispone de una zona propia para los embarques y desembarques de su flota. En el trayecto, nos fijamos en el cambio que ha experimentado la ciudad desde que la conocimos hace ya unos cuantos años. Muchas obras y demasiados cortes hasta llegar al puerto. Allí, nos estaba esperando el personal de la compañía naviera para darnos toda clase de facilidades en el embarque. Una organización fantástica. La entrada al barco, «World Europa», fue ESPECTACULAR. Nos quedamos maravillados de sus instalaciones. Un barco moderno, del año 2022, con capacidad para 6.700 personas, aproximadamente y con una tripulación de unas 2.200 personas. Tiene 22 cubiertas, parque acuático, tobogán de 11 cubiertas, trece restaurantes, zona infantil, varias piscinas al aire libre y otra con techo de cristal. Un barco fantástico con la última tecnología a bordo. Llegamos al camarote donde ya teníamos el equipaje y nos dispusimos a colocar todo para comenzar a disfrutar del barco. Para la cena ya teníamos asignado el restaurante La Foglia, muy bonito, con una comida deliciosa.

Día 2.- Marsella

Después de desayunar en el magnífico buffet, nos dispusimos a visitar Marsella por nuestra cuenta. Salimos del barco en un bus de la compañía que nos dejó en el puerto de la ciudad. Allí nos subimos a un tren turístico para ver la ciudad. El tren estaba muy bien de precio y teníamos guía que nos estuvo explicando los sitios por donde pasamos. Nos llamó la atención la original escultura que está en el centro de la plaza donde se encuentra el tren. Es una escultura realizada por el escultor Bruno Catalano en homenaje a todos los trabajadores del puerto de Marsella. Nos gustó mucho.

Marsella es la segunda ciudad más poblada de Francia y es un importante centro de comercio e industria. Formada en el corazón de un calanque natural hace más de 2600 años, ofrece tesoros arquitectónicos de diversas épocas. Al comenzar la vista pasamos por la catedral de Santa María La Mayor, construida en el siglo XIX. Está en una gran explanada debido a sus grandes dimensiones. Los marselleses la llaman «La Major» y es uno de los emblemas de Marsella. Pasamos en el recorrido por el «puerto viejo» que es el corazón histórico y social de la ciudad con su mercado del pescado y numerosos restaurantes y terrazas.

Continuamos camino por la costa viendo impresionantes paisajes con el mar mediterráneo como protagonista. Así llegamos a la Basílica de Notre Dame de la Garde. Esta Basílica se alza sobre el punto más alto de Marsella viendo como el mar baña la ciudad siendo testimonio del arraigado legado marítimo de la ciudad. Disfrutamos mucho del recorrido en tren sin cansarnos, aunque se puede subir a pie a la Basílica, pero el terreno es demasiado empinado. Está edificada sobre los cimientos de una fortaleza que hizo Francisco I en 1536 para resistir al asedio de Carlos V. Está considerada como la guardiana de las gentes del mar y pescadores. De vuelta, seguimos por la costa y pasamos por el centro de la ciudad totalmente animado, con mucha vida y mucha animación. Quedamos sorprendidos con esta ciudad que creíamos que era menos bella e interesante de lo que es. Nos dejó el tren en el mismo punto donde le cogimos y allí nos estaba esperando el bus para volver al barco.

Día 3.- Génova

Desde «Il Mercato» otro de los buffets donde desayunamos, contemplamos el puerto de la ciudad a la que íbamos a visitar este día. Nos gusta mucho ver la llegada y salida del barco de los diferentes puertos. Es un momento precioso que no nos gusta perdernos.

El autocar nos estaba esperando para comenzar a ver esta ciudad italiana. Desde el primer momento, el guía que llevamos, nos informó con mucho detalle de su historia. Génova es la capital de la Liguria y el mayor puerto marítimo de Italia. La vida de la ciudad, desde sus orígenes, siempre ha estado unida a su puerto y a las actividades marineras. En el siglo pasado creció absorbiendo a 25 municipios del litoral. Tiene una delgada franja costera en el mar de Liguria, con unas montañas de gran altura como el Monte Reixa desde donde pudimos contemplar toda la ciudad.

Cuando pasamos por la Vía Garibaldi, nos sorprendió la estrechez de la calle en la que están las grandiosas fachadas de los impresionantes palacios de los siglos XVI y XVII, residencias de las familias más ricas y poderosas de la época. Este conjunto fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Esta calle está en honor a Giuseppe Garibaldi que, aunque él no era de origen italiano, su familia era originaria del Reino de Cerdeña y en aquella época el puerto principal era Génova, por lo que comenzó su vida laboral en barcos comerciales viajando por el Mediterráneo y el Mar Negro. Sus ideas políticas le llevaron a estar considerado como héroe nacional, teniendo un monumento a su figura en la Piazza Ferrari que se encuentra al sur de la Vía, en pleno centro del casco antiguo. También, en el medio de la plaza, se encuentra una fuente de grandes dimensiones, con chorros de agua que caen al centro de la fuente formando una bonita cascada. En los alrededores de la plaza está, entre otros, el Palacio Ducal y magníficos edificios del siglo XIX con diversos mercadillos de antigüedades y tiendas de pasta italiana, ya que Génova es la ciudad del «pesto». Nos sorprendió la estatua en honor al cantante de rock americano Elvis Presley en uno de los restaurantes de la zona. Por supuesto, inmortalizamos el momento.

Después de tomar un «tentempie» , nos dirigimos a Boccadasse barrio de pescadores, famoso por la película de dibujos animados «Luca» ambientada en esta zona. Las fachadas de sus casitas pintadas de colores rojo, rosa y amarillo, con su pequeña playa, hacen de este barrio un sitio encantador. No podíamos irnos de Génova sin visitar la casa-museo de Cristóbal Colón. Quizás sea el hijo más ilustre de Génova, según nos contó el guía, y vivió parte de su vida, entre los años 1455 y 1470 en esta ciudad. Está situada muy cerca de la Piazza Ferrari con dos plantas muy pequeñas debido a las diferentes reconstrucciones que ha tenido. Detrás, está el jardín donde se encuentra el claustro de San Andrés. En la fachada principal de la casa hay una placa que reza «Ninguna casa es más digna de consideración que ésta en la que Cristóbal Colón pasó, en el hogar paterno, su primera juventud».

El trayecto de regreso al barco, por la costa, disfrutando del mar, fue el remate final de un día fantástico en el que nos sumergimos en la historia de esta ciudad tan bella.

Ya en el barco, no nos perdimos la bonita salida hacia el próximo puerto, Nápoles, con excursión a Capri.

El teatro es otra de las maravillas que tiene el barco, con un gran elenco de artistas y unos espectáculos preciosos. Finalizamos el día disfrutando con el espectáculo de música de los años 70 y 80 cantando con ellos. Estuvo genial.

Día 4.- Capri

Llegamos al puerto de Nápoles desde donde fuimos caminando, con la guía que nos acompañaría en la excursión, hacia la zona donde nos esperaba el ferry para llegar a Capri. Es un trayecto de unos 50 minutos donde pudimos ver por la ventanilla la velocidad del ferry y la llegada a esta isla tan diferente y bella.

Capri es una isla del golfo de Nápoles y pertenece a la región de la Campania de la que Nápoles es la capital. Conocida por sus impresionantes paisajes naturales. Ya, en la antigua Roma, la isla atraía a grandes emperadores y desde entonces ha seguido manteniendo el gusto de la élite por ella. Es lugar habitual de famosos, actores, actrices o deportistas internacionales. La isla, aunque su nombre es Capri, tiene dos municipios diferentes, Capri y Anacapri. A este último nos dirigimos en primer lugar.

Para llegar a Anacapri nos estaba esperando un autobús, ya que se encuentra en la parte alta de la isla y la carretera es muy estrecha, tanto que cuando otro vehículo baja la distancia entre los dos es mínima. Este pueblecito está sobre un promontorio rocoso desde donde hay unas vistas impresionantes del golfo de Nápoles. Es mucho más tranquila y pasear por ella es muy agradable. Visitamos la villa San Michele, construida por el médico sueco Axel Munthe que decidió crear su hogar en ese lugar a 300 metros sobre el nivel del mar. La villa, de tonos rosa pastel, con sus jardines y vistas panorámicas, es un placer visitarla. En el camino hacia la villa pasamos por diferentes tiendas de regalos y disfrutamos de una cata de limoncello delicioso.

Después de la visita a este lugar tan bello, volvemos a bajar en el autobús para llegar al pueblecito de Capri, mucho más bullicioso y con más turismo, donde se encuentra el puerto con numerosos barcos y tiendas de lujo. La piazza Umberto I es el centro icónico de la isla, más conocida como la Piazzeta. Es el centro de vida social capresse. Su origen es antiguo. En la época griega, rodeada por las murallas defensivas de la isla, la plaza sufrió una demolición durante la Pax Romana. En el siglo XVIII se enriqueció con el palacio episcopal y el espacio se comenzó, lentamente, a definir como piazza. Las vistas son impresionantes y seguimos descubriendo sus calles llenas de estilo y encanto, finalizando en una bonita terraza, degustando un buen granizado de limón, ya que el calor nos acompañó durante toda la visita.

Sabíamos que Capri era una isla muy especial, de una gran belleza y en este día confirmamos que es así. Llegamos al barco con algo de cansancio, pero no nos impidió pasear por sus cubiertas hasta la cena. La excelente atención del personal de fotografía que tiene esta naviera, hizo que nos invitaran a hacernos algunas fotos con fondos de la bella Italia que resultaron magníficas y muy divertidas.

Día 5.- Mesina

Desde el bufet «La Brasserie», vimos el puerto de la ciudad donde habíamos atracado. Se encuentra muy cerca del centro de la ciudad y es uno de los más grandes del Mediterráneo. Tiene su propia versión de la Estatua de la Libertad: Monumento en bronce llamado «La Madonnina del Porto» y se alza sobre una gran columna de 60 metros de altura. La estatua fue erigida como un homenaje y protección a la ciudad.

El autocar, con el guía que nos acompaña durante toda la visita, nos estaba esperando para ver Mesina, ciudad siciliana que durante siglos sirvió como paso estratégico entre Italia y el mar Mediterráneo. Tiene un gran legado histórico y está en una zona altamente sísmica, por lo que ha sido arrasada varias veces en la antigüedad. Según nos va contando el guía, Mesina fue fundada en el siglo VIII A.C. por colonos griegos y ha sido asediada en muchas ocasiones, alcanzando la cima de su esplendor en el siglo XVII bajo domino español. En la época fue una de las ciudades más grandes de Europa. Actualmente, tiene una población de 217.000 habitantes siendo una importante ciudad cultural y comercial. Uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad es la Catedral de Mesina dedicada a la Virgen María, con una colección del tesoro llamado «Manta d’oro» expuesta en una gran sala que da testimonio de la devoción de la ciudad a su patrona «La Virgen de la letra». En el exterior de la catedral se puede ver, en un lateral, el reloj astronómico con un espectáculo diario lleno de sonidos e imágenes en movimiento.

Salimos de la visita absolutamente maravillados de los tesoros que guarda esta gran obra del arte normando. Desde allí, fuimos caminando viendo las calles del centro de la ciudad para ir a una terraza, en la Piazza Cairoli, plaza principal de Mesina, a degustar la especialidad típica de Sicilia los «cannoli» un tubo de masa frita y crujiente rellenos de ricotta de oveja endulzada con chispas de chocolate y algo de azúcar glas y avellanas. Estaba riquísimo.

De vuelta al barco, por la costa, el guía tuvo la gentileza de hacer paradas para ver los paisajes tan bellos de esta ciudad.

La tarde se completó con el gran espectáculo que teníamos en el teatro. «Amelia» era el título y está inspirado en la pionera aviadora Amelia Earhart, haciendo la historia con un show de malabares, patinaje, motos que fue espectacular.

Finalizamos este día tan completo disfrutando de la variedad de actuaciones además de la magnífica cena diaria con la compañía de Mirta, nuestra compañera de mesa y la atención tan buena de los camareros, que uno de ellos tuvo el detalle de regalarnos una rosa hecha con una servilleta.

Día 6.- La Valeta. (Malta)

Dejamos Italia la noche anterior y cuando nos levantamos ya estábamos en Malta. Esta mañana el desayuno fue especial. El director de restauración del barco, la noche anterior, nos comentó que había un desayuno diferente en el restaurante «Hexágono» desde donde podíamos ver el puerto de La Valeta, ya que las panorámicas son impresionantes.

Esta visita a varias ciudades de Malta la hicimos por nuestra cuenta. Después de desayunar nos estaban esperando unos autobuses turísticos, descapotables, que nos iban a llevar para visitar las ciudades de Mosta, Mdina y La Valeta, con la particularidad de que pasaban por estas ciudades cada media hora y no tuvimos ningún problema en bajar y subir durante todo el recorrido. Malta es un país independiente, miembro de la Unión Europea y la Commonwealth, compuesto por un archipiélago y ubicado en el centro del Mediterráneo cerca de Italia. Debido a su situación estratégica, ha sido gobernado y disputado por diversas potencias en el transcurso de los siglos hasta que en el año 1964 se hizo independiente y en 2004 se adhirió a la Unión Europea. Los primeros pobladores del país fueron agricultores de la Edad de Piedra que llegaron al archipiélago en 5200 A.C. A partir de 1282, Malta pasó a la Corona de Aragón, junto a Sicilia con la que tenía vínculos muy estrechos. Estuvo bajo su control durante dos siglos y medio. En el año 1530, el Rey Carlos I de España dejó las islas en arriendo permanente a los «Caballeros Hospitalarios» conocidos actualmente como «La Orden de Malta». El dominio de los «Caballeros Hospitalarios» terminó tras la conquista francesa del país encabezada por Napoleón Bonaparte en 1798. Los malteses se rebelaron teniendo ayuda de los británicos que, enviaron su flota al mando del almirante Nelson, y las fuerzas francesas se rindieron en 1800. Fue entonces cuando los británicos tomaron el control del archipiélago hasta el año 1964, aunque la Reina Isabel II del Reino Unido seguía siendo la soberana de Malta hasta el 31 de marzo de 1979.

Nos sorprendió la arquitectura maltesa que tiene sus orígenes en la prehistoria y en este país se encuentran algunas de las estructuras más antiguas de la Tierra. La primera parada que hicimos fue para visitar Mosta, la ciudad más habitada del país. Paseando por sus calles descubrimos la particularidad de los balcones que destacan por su colorido y arquitectura diferente. También nos gustó mucho la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción del siglo XVII en la famosa rotonda de Mosta.

Volvemos de nuevo a coger el autobús que nos deja en Mdina ó Medina en castellano. Durante el viaje, desde Mosta, podemos contemplar la ciudad amurallada al encontrarse en una colina en el centro de Malta.

Medina, fue la capital del país hasta que fue sustituida por La Valeta en 1570. Es una ciudad medieval que ha sido escenario de grandes producciones como Juego de Tronos. El autobús nos deja cerca de la Puerta de Medina que representa la entrada principal a la ciudad fortificada. Nada más pasar por el puente, entramos en el Museo de Historia Natural ubicado en un palacio del siglo XVII en el que hay un patio donde se pueden contemplar un cañón de artillería e incluso una guillotina de la época. Se inauguró oficialmente como Museo Natural de Historia en junio de 1973 abriendo al público sus puertas. Desde allí, nos dirigimos a ver sus encantadoras y estrechas calles llenas de tranquilidad que siguen conservando el estilo medieval. No es de extrañar que la llamen «la ciudad del silencio». Una ciudad digna de ver.

Volvemos a subir al autobús que nos lleva a visitar La Valeta, capital de Malta. Fue reconocida en 1980 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Aunque es la capital del país, es una ciudad pequeña en la que viven aproximadamente unas 7.000 personas. Durante el recorrido pasamos por la Iglesia de San Publio, conocida como Iglesia Parroquial Floriana. Fue construida en varias etapas entre los siglos XVIII y XX. Nos llamó la atención su fachada que recuerda a los templos griegos. Nos bajamos del autobús turístico para ver el monumento a la Independencia situado en la entrada a los Jardines Maglio, una zona muy amplia y muy bonita de ver. Fue construido para conmemorar el 25 aniversario de la independencia de Malta y para ser el monumento más alto del país. Desde allí continuamos el paseo y nos adentramos en los jardines donde se ha celebrado la Fashion Week, un espacio verde y muy agradable de visitar. Está muy cerca de la Fuente de los Tritones, una fuente espectacular frente a la Puerta de la Valeta. Son tres tritones de bronce que sostienen un cuenco de gran tamaño. Construida entre 1952 y 1959, esta fuente es una de los símbolos modernistas más importantes de Malta. Al lado de la fuente vimos que había carruajes de caballos que ofrecían visitas guiadas por los lugares históricos de la ciudad. Nos dispusimos a ver la ciudad montados en un coche de caballos. La recorrimos alrededor de las murallas, pasando por antiguas fortificaciones, contemplando la arquitectura del país con sus balcones que se caracterizan por sus variados colores. Se llaman «Gallarija» elemento típico de la arquitectura vernácula maltesa consistente en balcón de madera cerrado y ornamentado. Después de la visita tan bella, el conductor nos dejó en el puerto para subir al barco. Fue un paseo muy bonito, descubriendo lugares de la ciudad que, a pie, hubiera sido muy difícil y cansado.

Cuando llegamos al barco, nos tomamos un aperitivo en el restaurante La Pescadería en la cubierta 7 llamada Promenade una de las muchas zonas de entretenimiento, donde se encuentran tiendas, cafeterías, que no parece que estemos en un barco, sino en una calle de tierra firme. Y al final de la calle se encuentra la llegada del tobogán que baja desde la cubierta 16 y es toda una experiencia muy divertida que vivimos en 25 segundos.

Llegaba el atardecer y con él la salida del barco del puerto de La Valeta, donde contemplamos una bella imagen de colores del mar fundiéndose con el cielo. Esta noche teníamos la fiesta temática «noche de blanco» en la que teníamos que ir vestidos de blanco para una celebración con música y entretenimiento. Fue una noche muy divertida y original.

Día 7.- Navegación

Ayer fue último día del recorrido de este precioso crucero y hoy es día de navegación de vuelta a Barcelona. Es una buena oportunidad para disfrutar del barco y sus actividades, tranquilamente, desde por la mañana. Desde la ventana de nuestro camarote, contemplamos el mar en movimiento, una estupenda vista para recordar siempre. Después de un buen desayuno en el bufet «Il Mercato» nos fuimos a la piscina, tomamos unos buenos cócteles o granizados en los restaurantes y cafés que están a nuestra disposición, contemplamos el mar desde las piscinas de la última cubierta y por supuesto, jugamos a nuestro juego favorito el «rummykub» que no podía faltar en nuestro viaje.

El último día de navegación fue especial y tuvimos en el teatro un gran espectáculo de despedida. Después del teatro, en la cubierta Promenade, se celebró una fiesta española donde pudimos cantar y bailar desde rumbas hasta sevillanas con un grupo de música muy animado. La atención del personal, en todo momento, ha sido genial y las fotos que nos han hecho han sido de una calidad buenísima, dándonos instrucciones para salir como si fuéramos modelos. Es tan bonito el barco que tenían expuesta su maqueta y la hicimos fotos para tener el recuerdo.

Llegó la hora de la cena de gala con un ambiente magnífico, música y fiesta. La atención de los camareros y el maitre pendientes en todo momento, ha sido muy de agradecer. Conocer a Mirta, nuestra compañera, que se ha convertido en amiga, de mesa en la cena diaria ha sido un placer. Culminamos un viaje que siempre recordaremos.

Día 8.- Llegada a Barcelona

Vista desde el camarote la llegada del barco a la Ciudad Condal. Teníamos todo dispuesto desde la noche anterior que nos recogieron el equipaje y el desembarco fue rápido con una organización de la naviera excelente.

Nos llevamos unos días de ensueño y diversión que siempre estarán en nuestra memoria.


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Mediterráneo

Ahí estás, esperándome siempre, con el murmullo de tus olas al romper en la orilla, con tu gama de colores azules, verdes o grises, con tu calma o con tu rebeldía. Pero siempre ahí siendo mi refugio, mi paz y mi energía. Estando a tu lado no puedo ser infeliz. Contemplarte es lo más bello y lo que más echo de menos cuando no estoy. Ahora, aprovecho para bailar al compás de tus olas, me muevo contigo sintiendo la arena de tu playa en mis pies, liberando mi alma para ver la vida de forma diferente. Me devuelves los recuerdos de esos maravillosos atardeceres cada vez que los contemplo. Ese cielo profundo y cálido que nos envuelve, cala en mi corazón para siempre. Eres PURA VIDA.

Querido mediterráneo, permíteme que me sumerja en tus aguas profundas con una poesía hecha canción de mi maestro el gran Joan Manuel Serrat.

«El verdadero amor es como el mar sujeto a las mareas, puede ir y venir pero en sus muchos misterios siempre permanecerá»


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Desde mi ventana

Ver….. Mirar…..

Todos los días cuando abro la ventana de mi habitación, iluminada por el amanecer, veo un paisaje con árboles, vegetación y enfrente, algo más lejos, caminos, carreteras y paseos por los que la gente va caminando o conduciendo su coche. Un paisaje que siempre está ahí, pero que, hasta ahora, no lo he tenido en cuenta.

Abrir y cerrar la ventana, diariamente, es automático sin mirar afuera. Siempre he pensado que mirar por la ventana es una pérdida de tiempo. Sin embargo, desde hace poco, no abro y cierro automáticamente, sino que me paro, me asomo y miro ese mismo paisaje de otra manera, descubriendo un mundo que hasta ahora no conocía. No basta con ver, se trata de mirar.

Ver y mirar, dos formas diferentes de hacerlo. Nuestro mundo es un mundo de luz y esa luz se hace visible al ojo percibiendo, a través de él, lo que hay a nuestro alrededor, pero es por la mirada, que dirigimos intencionadamente, como llegamos a lo invisible que toda visibilidad entraña. Para mirar, hay que querer mirar. Es un ejercicio y un acto de reflexión para descubrir los contenidos de nuestra propia mente y no para saber qué pasa en el mundo de afuera. Ahora, mirar por la ventana tiene un poder especial. Es como una pequeña ventana al alma, un espejo por donde mirarnos sin agobios y permitir que la creatividad vuelva. Constituye una de las paradojas más bellas de la vida diaria.

Me viene a la memoria la obra de Edward Hopper. Nos presenta, en muchas de sus obras, a una mujer frente a la ventana con una mirada que trasciende el cristal y parece estar dejando volar su mente hasta la introspección.

Sin pretenderlo, he tenido todo un descubrimiento que ha llegado para quedarse.

«Apenas hay diferencias entre pensar y mirar por la ventana» Wallace Stevens


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Veranos iguales, veranos diferentes

Isabel lleva más de 20 años pasando las vacaciones en el mismo sitio de la costa mediterránea española. Todos los veranos se hospeda en el mismo hotel, haciendo las mismas actividades y desarrollando un apego emocional y una conexión especial con el lugar y las personas que le hace volver todos los años. Pero este año le ha dado por pensar que no todos los veranos son iguales. Su edad, ya madura, la lleva a sentir que los veranos, al igual que la felicidad, son recuerdos, llegando a ese tiempo de la memoria que, sin quererlo, va hacia atrás acabando en algún instante de su juventud.

Recuerda una noche, en el mismo lugar de todos los veranos, disfrutando de la tranquilidad que reinaba en una terraza que ya no existe. Solo escuchaba el murmullo de las olas del mar rompiendo en la orilla y contemplando el paso de una estrella fugaz. Y otra noche de otro verano, en la misma terraza, a la orilla del mar, donde el bullicio y la algarabía reinaban por doquier. Estaba con sus amigas cuando llegó el camarero con una nota de parte de alguien que estaba en el otro lado de la terraza. Se quedó muy sorprendida mirando alrededor para saber quien podría ser. En la nota ponía «te espero a la orilla del mar en media hora». Le entró la desconfianza y pensó no hacer caso, pero algo le decía que podía hacerlo. Se despidió de las amigas y se dirigió a la orilla del mar donde le vio sentado sobre una toalla mirando al horizonte. La noche estrellada con la luna llena contribuían a ello. Se sentó a su lado y se presentó con un tímido «hola».

-Hola, me llamo Isabel, ¿ y tú?

-Hola, soy Ricardo y disculpa si te he molestado por no ir yo directamente, pero soy así.

Le contó que la había visto alguna noche más y le había llamado la atención su figura, la expresión de su ojos, y quería conocerla. Fue algo mágico lo que surgió entre ellos y a partir de ese momento, volvían los dos, cada noche, a verse en el mismo sitio hasta que finalizó el verano y no volvieron a verse más.

Isabel no había pensado mucho, a lo largo de los años, en aquel encuentro, pero ahora lo recuerda con algo de nostalgia pensando que son los mismos sitios y sin embargo, diferentes, llegando a la conclusión de que fue un verano inolvidable y siente que los veranos están hechos de momentos, cosidos unos con otros y solo puede encontrarlos ahondando en los recuerdos.

Se prepara en la habitación del hotel para salir a dar un paseo con las amigas. Tienen pensado ir a cenar al chiringuito, donde ella es asidua, muy cerca de la playa, en el que hay muy buen ambiente. Cuando llegan les está esperando el camarero que las acompaña a la mesa desde donde se contempla unas vistas maravillosas. La cena resulta muy agradable, compartiendo el sonido del mar, cuando rompen las olas, disfrutando de esos momentos. Al finalizar, se disponen a tomar una copa, cuando el mismo camarero le trae un sobre cerrado. Isabel le pregunta qué significa el sobre y el camarero le dice que se lo ha dado un caballero, que está en otra zona del chiringuito, expresamente para ella. Lo abre y ve una nota en la que pone «te espero a la orilla del mar dentro de media hora». Isabel no puede entender lo qué está pasando. Es el «déjà vu» de hace muchos años cuando le sucedió la misma historia. Pensó que no perdía nada en volver a repetirlo y caminó hacia la orilla del mar para ver de quien se trataba. El hombre ya estaba allí mirando hacia el horizonte. Era un señor maduro, de aspecto atlético, con pelo canoso. Las gafas que llevaba le daban un aire de intelectual. Isabel llegó a la orilla y se presentó. Cuando sus miradas se cruzaron, descubrió que era Ricardo con unos cuantos años más. Se quedó muy sorprendida al verle y fue él quien inició la conversación.

–Hola, Isabel, soy Ricardo ¿te acuerdas de mí?

-Hola, Ricardo, sí que me acuerdo de ti a pesar de hacer tantos años que no nos vemos.

En ese momento, comenzó de nuevo la magia y se quedaron hablando, durante toda la noche, sobre su primer encuentro contándose todos los avatares que después tuvieron a lo largo de la vida. Volvieron a verse todos los días compartiendo momentos inolvidables, pero en esta ocasión, se acabó el verano y siguieron viéndose consolidando su relación.

Isabel ha decidido dejar a un lado la nostalgia y vivir intensamente este amor tardío que ha llegado al otoño de su vida dispuesta a disfrutar lo que no ha vivido con satisfacción y ratificando que sí hay veranos diferentes.

«Después de tanto tiempo volviste a aparecer en mi vida y removiste todo aquello que sentía por ti».


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Viaje a los mercadillos navideños alemanes. FELICES FIESTAS 🎄🎄

Estando ya en las puertas de la Navidad, pensamos que tenía que ser muy bonito ir a visitar los mercadillos navideños. Elegimos algunas ciudades de Alemania y para allá que nos fuimos. Tomamos rumbo a Frankfurt, Rothenburg y Heidelberg. Cuatro días muy bonitos de experiencias nuevas.

Día 1.- Salida a Frankfurt

Tengo que decir que desde el aeropuerto, el grupo que íbamos, tuvimos con nosotros al guía que nos iba a acompañar durante todo el viaje. Salimos a la hora prevista, el vuelo se desarrolló sin incidencias y llegamos a las 19,30 horas a la ciudad. Nos estaba esperando el autocar para llevarnos al hotel. Un hotel muy bueno y céntrico. El cambio de temperatura se hizo notar nada más salir del aeropuerto alemán. Estábamos a 2 grados. Después de acomodarnos en las habitaciones que nos tenían asignadas, salimos a dar un paseo por los alrededores del hotel. Ya era noche cerrada, ya que allí comienza a anochecer hacia las 16,30 horas. Fuimos hacia la entrada del metro, un sistema de metro ligero muy eficiente y moderno. También quisimos cenar en algún restaurante cercano, pero ya estaban cerrando y nos volvimos al hotel para hacerlo en el restaurante y ver sus instalaciones que, por cierto, eran magníficas.

Día 2.- Frankfurt

Después de desayunar en el magnífico buffet que tiene el hotel, el guía nos estaba esperando en el autocar para ir hacia el centro de Frankfurt. Ya, en el autocar, comenzó a darnos una información detallada de la ciudad. Está bañada por el río «Main», de ahí que en ocasiones vemos el nombre como «Frankfurt Main». Tiene aproximadamente 753.000 habitantes. Es un importante núcleo financiero donde se encuentra el Banco Central Europeo y es la ciudad donde nació el «Euro». Su nombre aparece por primera vez mencionado en el año 794 y significa «Francfort Fuente de los francos». Desde la Alta Edad Media fue «Ciudad Imperial Libre» en la que se elegía al emperador y desde 1562 también fue la ciudad en la que se coronaba al emperador alemán del Sacro Imperio Romano Germánico. Ciudad multicultural con un gran contraste en sus edificios. Por un lado, tiene una gran concentración de grandes edificios en altura, construidos en acero y hormigón y se encuentran entre los más altos de Europa. A esta zona la llaman «Mainhattan».

Por el otro, el casco antiguo reconstruido, ya que la ciudad fue destruida por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, constituye uno de los símbolos de la ciudad, así como «Römerberg», la plaza del mercado, donde está el «Römer», edificio que aloja al Ayuntamiento de la ciudad. Llegamos al centro donde nos deja el autocar para continuar a pie la visita a la ciudad y a sus mercados navideños. Nos dirigimos hacia el casco histórico donde ya se pueden ver algunos y vamos hacia la catedral, un edificio gótico que fue construido en 1415. Durante la Segunda Guerra Mundial los bombardeos en Frankfurt no llegaron a la Catedral, aunque sí que afectaron a vidrieras y decoraciones que fueron reconstruidas en 1950. Su impresionante arquitectura hace que la visita lleve un buen rato.

Después, seguimos caminando a través del paseo del río, para llegar a uno de los cinco puentes que tiene la ciudad por donde podemos ver el curso del río «Main». En concreto, vamos al Puente de Hierro, «Eiserner Steg», en alemán. Es un puente peatonal que fue destruido en la Segunda Guerra Mundial, pero que en el año 1946 ya estaba de nuevo en pie. Es uno de los lugares más bonitos que ofrece una preciosa perspectiva de la ciudad.

Después de pasear por el puente seguimos la visita a la ciudad y nos dirigimos hacia el edificio de la Bolsa de Valores, siendo la más importante de Alemania. Curioso el monumento de la bolsa: el toro (tendencia alcista) y el oso (tendencia bajista) , animales utilizados por su forma de atacar y que se encuentra delante del edificio, construido entre 1874 y 1949. Desde allí seguimos a pie y nos dirigimos a la plaza «Willy-Brand» donde se encuentra la gigantesca escultura de un euro azul que simboliza la moneda única europea.

Desde allí, fuimos a conocer la casa natal, que también fue reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial, de Johann Wolfgang Goethe, el gran novelista, poeta y filósofo alemán, nacido en esta ciudad en el año 1749. Ejerció una gran influencia sobre el Romanticismo. Entre sus aportaciones más conocidas, se encuentran sus obras como escritor. «Las penas del joven Werther» se considera la obra emblemática del Romanticismo. Otra de sus obras «Fausto» esta considerada como una grande de la literatura universal que sentó las bases de la poesía moderna.

Después de conocer una parte importante de la ciudad, seguimos a pie para comenzar la visita a los mercados navideños, tomando el típico «vino caliente» para coger fuerzas. En Frankfurt está el mercado más grande y antiguo de Alemania que se remonta a 1393. Se sitúa en la icónica plaza de Römerber y es impresionante ver docenas de puestos que ofrecen juguetes, dulces, regalos de Navidad y deliciosas comidas y bebidas típicas, como las salchichas Brakswurt que hemos dado buena cuenta de ellas. Se extiende a lo largo de calles y plazas y todos los puestos están decorados con luces preciosas. No lejos de allí se encuentra la plaza Paulsplatz, así como la Haptwäche en la que podemos también disfrutar de otros mercados navideños, en los que se venden objetos de artesanía local y ropa de navidad. También en la plaza de Robmarkt se encuentra otro en el que se aprecia muy bien el contraste de su decoración tradicional con los modernos rascacielos que están detrás. Las luces son igual de bonitas y su presencia ilumina todas las plazas. Al inicio de la tarde, llega a la plaza del Ayuntamiento «San Nicolás». Este santo fue muy popular en la antigüedad y es muy especial para los niños.

Ha sido un día magnífico en el que hemos disfrutado mucho de la ciudad de Frankfurt y de sus maravillosos mercadillos navideños. Llegamos al hotel para recuperar fuerzas y seguir al día siguiente a visitar otra ciudad: Rothenburg.

Día 3.- Rothenburg

Salimos hacia esta ciudad, en una mañana fría y lluviosa, viendo desde el autocar otras zonas de Frankfurt y sus emblemáticos tranvías. Durante el trayecto, contemplamos los prados verdes de esta ruta hacia el Estado Federal de Baviera.

Rothenburg ob der tauber tiene este nombre, ya que en el año 970 se creó la parroquia de Detwang, hoy barrio de la ciudad y seguidamente se construyó el castillo de Grafenburg oberhalb der tauber que es de donde se origina esa designación y que significa «sobre el río Tauber». Es una ciudad del distrito de «Ansbach» en el estado federado de Baviera. Tiene aproximadamente unos 10.000 habitantes y es el corazón de la ruta romántica del país. Entre 1170 y 1240 fue elevada a «Ciudad imperial libre». La figura más importante de la época medieval en la ciudad fue Heinrich Toppler, que con su política y compras de tierras influenció el desarrollo de la ciudad. En 1803 con la mediatización y secularización del Sacro Imperio Romano Germánico pasó a formar parte de Baviera. El 40% de esta ciudad tampoco se libró de ser bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, pero sus edificios fueron reconstruidos en su forma original gracias a donaciones de miembros del ejército estadounidense. Al llegar a la ciudad, con lluvia, nos impresiona el recinto amurallado que aún conserva, con dobles baluartes y con una inscripción en el arco de la puerta donde pone: «Paz a los que entran, prosperidad a los que salen».

Nos dirigimos al centro histórico donde quedamos maravillados por su arquitectura medieval tan bien cuidada que, junto a su ambiente navideño, nos traslada a una ciudad de cuento. Tanto es así que ha servido de inspiración, en la producción de Disney, del pueblo de «Pinocho». Pasamos por la iglesia de Sankt Jacob, de estilo gótico, construida entre 1311 y 1485. Posee un detalle muy especial que la diferencia de otras iglesias y es que el coro fue construido sobre una de las calles formando un puente.

Otra de las maravillas que descubrimos en esta ciudad de cuento es la «Casa de la Navidad Käthe Wohlfahrt» . La historia se remonta a 1963 cuando Käthe y su esposo quisieron regalar una caja de música a unos amigos y les costó mucho encontrarla al ser verano. Entonces, surgió la idea de la tienda. La fundaron en 1964 y al tener tanto éxito, se expandieron por diversas ciudades. Realmente, es una tienda-museo espectacular en la que nos quedamos maravillados al ver tanta belleza.

Después de esta visita fantástica donde compramos varios regalos, nos dirigimos al mercadillo navideño de la ciudad. Se encuentra entre el Ayuntamiento y la iglesia de Sankt Jacob. El mercado «Reiterlesmarkt» está considerado uno de los más atractivos de Alemania y así lo comprobamos. Tiene 61 puestos en un entorno medieval espectacular. Su gran árbol llena la plaza y se venden en ellos numerosos adornos navideños, peluches y el típico dulce llamado «Schneeball» o bola de nieve, hecho de masa frita y rebozada de azúcar, chocolate o mazapán.

Como se puede ver, la lluvia nos acompañó en todo momento, pero no nos impidió disfrutar de tan bonita ciudad. Después de pasear por el mercadillo nos fuimos a comer muy cerca en un restaurante típico alemán donde nos ofrecieron una buena comida pasando un buen rato de conversación entre los compañeros y el excelente guía.

Al terminar el almuerzo, nos dirigimos paseando por sus calles hacia el autocar para ir de vuelta al hotel en Frankfurt. Otro gran día de placer y conocimiento para los sentidos.

Día 4.-Heidelberg

Último día del bonito viaje y del excelente desayuno en el hotel. El autocar nos estaba esperando para poner rumbo a la ciudad de Heidelberg. Según nos fue informando el guía durante el recorrido, esta ciudad tiene aproximadamente unos 160.000 habitantes. Esta ubicada en la ribera del río «Neckar«. Es una ciudad muy conocida por su prestigiosa universidad fundada en el siglo XIV. Según íbamos llegando a la ciudad el cambio en el paisaje se hacía evidente, viendo las casas en las montañas en la ribera del río.

A la llegada nos estaba esperando la guía local que nos acompañó a realizar la visita guiada por el casco histórico que está muy bien conservado y tiene una gran zona peatonal donde se encuentra la iglesia del Espíritu Santo, Heiliggeistkirche en alemán, y muchos edificios de estilo barroco con la Universidad más antigua de Alemania y el imponente Castillo de Heidelberg que es el lugar más destacado de la ciudad, pero también la ruina más famosa de Alemania. Consta de varios edificios, incluida la «Dicker Turm» que fue dinamitada. Desde allí, nos dirigimos hacia la zona del río y a la entrada del puente antiguo de piedra que cruza el río «Neckar«, donde se encuentra una bellísima puerta de entrada muy antigua que formaba parte, antiguamente, de la muralla de la ciudad.

Según nos comenta la guía, la belleza de Heidelberg aún se hace más patente en esta época del año, ya que sus calles y plazas están todas engalanadas con adornos e iluminación navideña y los mercadillos navideños son una muestra de ello en las siete plazas diferentes donde se encuentran ubicados. El de la plaza del Mercado, «Markplatz», es el punto neurálgico. Decenas de casetas ofrecen un buen «vino caliente», preciosos regalos o buenas salchichas alemanas. El de la plaza «Kornmarkt» también tiene mucho encanto, al igual que el de la plaza «Karlsplatz» que es uno de los más espectaculares de la ciudad.

Después de disfrutar de la ciudad y sus mercadillos, nos dirigimos a comer a un precioso restaurante típico de la ciudad donde degustamos un buen codillo alemán. Una vez terminada la comida nos estaba esperando el autocar para llevarnos al aeropuerto de Frankfurt de vuelta a casa.

Un precioso viaje que nos ha brindado la oportunidad de vivir las Navidades desde ese momento. ¡¡¡FELICES FIESTAS!!!🎄🎄🎄🎄🎄🎄🎄


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Viaje en crucero por Escocia e Islandia

Llegó el día tan deseado para hacer este viaje familiar muy especial. Un crucero por países singulares a los que nos apetecía mucho conocer. Tengo que deciros que no he podido incluir todas las imágenes que me hubiera gustado, ya que me dice la web que no tengo suficiente espacio para ello. Así vamos.

Día 1.- Salida a Hamburgo

Estamos en el aeropuerto con toda la ilusión para embarcar los tres en vuelo directo a Hamburgo.

Un vuelo muy tranquilo llegando a destino en la hora prevista.

Aterrizamos en la ciudad de Hamburgo donde nos estaba esperando el autocar para llevarnos directamente al puerto donde embarcamos en el buque de la compañía naviera MSC. Su nombre, «PREZIOSA», con capacidad para 4.300 pasajeros y una tripulación de 1.400 personas aproximadamente. En el trayecto hacia el puerto, pudimos ver, de pasada, la ciudad que resultó ser muy atractiva y nos quedamos con ganas de verla más y mejor. Subimos al barco después de pasar por todos los controles de seguridad, incluida foto que nos hicieron y que sirvió para todo el viaje. Según íbamos caminando hacia el interior del barco, íbamos quedándonos admirados de lo bonito que era. Escaleras brillantes, ascensores con vistas, salones espléndidos, restaurantes, piscinas, cubiertas desde las que se puede ver el puerto y el mar. Toda una preciosidad como bien indica su nombre. Contemplar desde la cubierta más alta el inicio de la navegación ha sido uno de los momentos más bonitos. Siempre que llegábamos al barco, después de pasar el día en tierra, no nos perdíamos el momento de la salida del puerto.

Nos dirigimos a nuestro camarote donde ya se encontraba nuestro equipaje y nos dispusimos a colocar nuestras cosas y comenzar a ver la que, durante doce días, iba a ser nuestra casa. Tenía 18 plantas y distintos puentes y en cada una de ellas, tres ascensores. Desde un buffet en la planta catorce, hasta cuatro restaurantes en diferentes plantas. Discotecas, salones de juegos, tiendas, perfumerías, casino y un gran teatro donde todos los días había espectáculos. En la cena de la primera noche ya nos tenían asignado el restaurante «Arabesque» y la mesa donde estaríamos durante todo el viaje.

Día 2.- Navegación

Aprovechamos este día para disfrutar de las actividades del barco. Salas de juego donde nos hemos hecho, los tres, adictos al juego del RummyKub. Otro juego muy divertido fue el de la bolera a tamaño real. Por supuesto, las piscinas, pero sobre todo la cubierta, porque la que estaba al aire libre era para «valientes». La temperatura dentro del barco era inmejorable, pero en el exterior era cada vez más fría al ir hacia Escocia, país con temperaturas que, aún siendo Julio, eran bajas. Salir a cubierta, o estar en una hamaca contemplando el mar en la navegación fue uno de los momentos más espectaculares. Otro espectáculo bonito era el del salón «The green Sax» donde, durante las tardes, se hacían concursos para adivinar las canciones de los grupos de música. El ganador o ganadora se llevaba una camiseta de la naviera y todas las noches había música de jazz en directo. La comida nos ha parecido inmejorable, abundante y con muy buena presentación y la bebida, igual. Estaban presentes en todas las zonas. Restaurantes como el «Galaxy» con una espectacular vista desde lo más alto, bares como «La Locanda» o «Il Capuccino» con cócteles, refrescos, batidos, cervezas, cafés, infusiones. Todo a gusto de los pasajeros. En el buffet «Maya e Inca» en todo momento, había donde poder elegir. Y así llegó el momento de la cena que, ese día, fue especial. Cena de gala de bienvenida. Una velada muy agradable con la amabilidad total de los camareros y del personal.

Día 3.- Invergordon, Lago Ness, castillos de las tierras altas e Inverness

Salimos temprano del puerto de Invergordon, el más popular de Escocia. Nos estaba esperando el autocar para comenzar a conocer parte de este país. Nos dirigimos al castillo de Cawdor, situado en la parroquia de Cawdor, Nairnshire. Está construido en torno a una casa-torre del siglo XV. Según nos contó el guía, en principio era propiedad de la familia Calder, pero luego pasó a ser de la familia Campbell en el siglo XVI hasta hoy. El castillo tiene una conexión literaria con la obra de Willian Shakespeare «Macbeth» en la que el personaje del título es nombrado «Thane de Cawdor» aunque nunca se hizo referencia directa en Macbeth y fue construido muchos siglos después de la vida de Macbeth de Escocia del siglo XI. El castillo no ha dejado de estar habitado en ningún momento. En el siglo XX el quinto conde de Cawdor hizo de este castillo su residencia permanente. La familia ha tenido litigios por su propiedad y actualmente está ocupado por la señora de Cawdor de ochenta años de edad. Sus jardines están en muy buen estado de conservación con un bosque en el que hay numerosas especies de árboles. No podía faltar el gaitero típico escocés deleitándonos con su música.

Desde allí nos dirigimos hacia el lago Ness situado en las tierras altas de Escocia donde se encuentra el castillo Urquhart . El lago Ness es el segundo más extenso de Escocia. Tiene unos 37 kilómetros al suroeste de Inverness. Es mundialmente famoso por el monstruo que dicen habita en sus aguas al que llaman Nessie. Este nombre le fue asignado en el año 1940, aunque se dice que desde hace siglos mora en sus aguas. En esta ocasión, no le conseguimos ver. El castillo de Urquhart tiene registrado su inicio en el siglo XIII. Fue capturado por el rey Eduardo I de Inglaterra en 1296. El señor del castillo, Sr. Robert Lauder lo consiguió recuperar en 1329 y después de ser capturado a lo largo de los años por los ingleses y una tropa de covenanters, movimiento religioso presbiteriano, en 1692 fue casi totalmente destruido por los ingleses y nunca más fue restaurado. Actualmente es propiedad del Patrimonio Nacional Escocés y uno de los lugares más visitados de Escocia.

Después de haber estado en estos parajes tan maravillosos, nos dirigimos hacia Inverness, la capital y el corazón de las «Highlands» tierras altas de Escocia. Tiene una población de unos 75.000 habitantes. Al ser tan extensas las distancias entre las ciudades, tienen en el aeropuerto de la ciudad un avión medicalizado para cualquier eventualidad. En esta parte del país no hay autopistas, solo carreteras de dos direcciones y conduciendo por la izquierda como es la norma en todo el Reino Unido. Los primeros pobladores fueron los «pictos» que se instalaron en el siglo VI en las orillas del río Ness. Durante la Edad Media, las luchas de clanes entre los señores de las islas y los reyes de Escocia fueron constantes. Las guerras jacobitas del siglo XVIII convirtieron a Inverness en protagonista de la historia del Reino Unido. Hubo un tiempo de prohibiciones de la gaita y la kilt (vestimenta típica escocesa). Actualmente, es una ciudad que acoge a muchos visitantes, sobre todo en verano, y sus calles tienen mucha actividad.

Vamos, de pasada, por la localidad de Tain. Es el lugar de origen de las marcas más emblemáticas de whisky de malta escocés. En concreto, la destilería Glenmorangie, del siglo XIX donde aprendemos un sinfín de cosas sobre este licor. Llegamos al barco con muy buenas sensaciones de haber visto parajes muy bellos y haber aprendido historia de este país. No nos perdimos disfrutar, desde la piscina abierta, la bonita salida del puerto hacia Islandia.

Día 4.- Navegación

Aprovechamos este día para descansar y familiarizarnos con el barco, paseando por sus cubiertas, por los diversos salones repletos de actividades y siempre había alguno en el que podíamos tomar un aperitivo, comida, merienda y a la vez disfrutar de la música o de los juegos. Todos los días nos dejaban en el camarote las actividades que había a bordo. Desde la mañana a la noche teníamos donde elegir diferentes atracciones todas ellas magníficas. No podía faltar el precioso espectáculo del teatro que teníamos todas las tardes. Y así se nos pasó el día llegando a la cena en el «Arabesque», compartiendo charla con los compañeros de mesa siendo muy grata su compañía. Esa noche, pasamos muy cerca del Círculo Polar Ártico, que vimos, desde la ventana del restaurante, con una temperatura muy fría y aún siendo de noche, había luz natural porque en Islandia en verano las horas de oscuridad son prácticamente inexistentes por su posición tan cercana al Círculo. Algo muy curioso que muchos de nosotros no sabíamos.

Día 5.- Reikiavik

La llegada a Reikiavik fue preciosa. El barco adentrándose en el puerto, lentamente, pudiendo disfrutar del paisaje. Estuvimos dos días en tierra firme conociendo la capital y sus alrededores.

Después de contemplar la llegada y desayunar nos dispusimos a ver la ciudad por nuestra cuenta. Es una ciudad pequeña y fácil de ver, la más poblada de Islandia, que al estar tan cercana al Círculo Polar Ártico la convierte en la capital más septentrional del país. Tiene aproximadamente unos doscientos mil habitantes y aseguran que es una de las ciudades más verde, más limpia, más segura del mundo y también más cara. Está rodeada de naturaleza con unos impresionantes paisajes. Se cree que en la zona de Reikiavik, hacia el año 870, se fundó el primer asentamiento de noruegos. Ingolfur Amarson, explorador y caudillo vikingo fue considerado el primer colono nórdico de Islandia. Debido a los vapores de las fuentes termales, la ciudad recibió el nombre de Reikiavik que en islandés significa «bahía humeante». Nos dirigimos a la emblemática iglesia Hallgrimskirkja. Es de rito luterano, con 74,5 metros de altura, siendo el edificio más alto del país. La llaman la «catedral» por su impresionante majestuosidad, pero es iglesia.

Con una temperatura fría y el cielo amenazando lluvia, fuimos a conocer interesantes lugares de la ciudad como la Plataforma de Observación «Perlan». Es una estructura giratoria construida sobre cinco tanques de agua caliente en la cima de la colina más alta de la ciudad, siendo el museo de la naturaleza por excelencia en Islandia con su enorme cúpula de cristal y su observatorio. Con exposiciones de cuevas de hielo y glaciares, se ha convertido en una de las atracciones turísticas de naturaleza más importantes para entender los orígenes y el desarrollo geográfico de Islandia.

El Museo Nacional de Historia es otro de los lugares que merece la pena conocer. El edificio tiene un primer piso para las exposiciones temporales y dos pisos más para la colección permanente. Cuenta con varios utensilios y restos arqueológicos desde los asentamientos hasta la actualidad. Una de las piezas más destacadas de los primeros pobladores vikingos es la de «Tor de Eyrarland» y la más famosa del museo. La exposición permanente va en sistema cronológico abarcando toda la cultura de Islandia con el título de «Nace una nación, 1200 años de cultura y sociedad en Islandia».

Otro lugar digno de recorrer es el lago Tjörnin. Situado en el centro de la ciudad, es una delicia pasear por la orilla y según nos cuentan, se puede patinar sobre hielo en invierno. Pasamos deprisa porque la lluvia estaba decidida a llegar rápidamente. También estuvimos en el mercadillo de Kòlaportio, un mercadillo cubierto, como no podía ser de otra manera, con muchas cosas de segunda mano, con jerseys islandeses de elaboración propia, libros, discos, bisutería. Muy interesante de visitar.

Hicimos un alto en el camino para comer los famosos «hot dog» o «perritos calientes» de Reikiavik. Es el plato no nacional más famoso. Aunque se pueden comer en cualquier restaurante de la ciudad, el sitio más famoso y con más clientes es el Bæjarins Beztu Pyslur  un popular puesto de perritos en pleno centro. Nosotros los probamos en dos sitios y estaban igual de ricos en los dos. Absolutamente recomendables.

Después de reponer fuerzas, nos fuimos a visitar la Faloteca Nacional de Islandia. El museo más curioso de Reikiavik. De visita obligada si estáis en la ciudad. Tiene más de doscientos falos de mamíferos conservados en formol, así como los aparatos reproductores de tres seres humanos que fueron donados. Con un fondo humorístico, es un museo que no deja indiferente a nadie.

Antes de subir al barco para la cena y descansar, estuvimos en el HARPA, un edificio de sala de conciertos y centro de conferencias donde contratamos la excursión «El Círculo dorado» para visitar al día siguiente los alrededores de Reikiavik.

Día 6.- Círculo dorado de Reikiavik

El segundo día de estancia en la ciudad, nos fuimos a conocer «El círculo de oro» como así llaman a unos lugares donde se encuentran los monumentos naturales más fascinantes de toda Islandia. Nos recogen puntualmente en el puerto y desde allí nos dirigimos a ver el cráter Kerid que ofrece una impresionante visión de la historia geológica del país al haber sido formado por lava y hielo. Tiene aproximadamente tres mil años de antigüedad y es una de las calderas volcánicas más jóvenes del país en su incesante actividad volcánica. Es impresionante ver el contraste del color tan rojizo del terreno con el turquesa del lago. Quedamos maravillados.

Continuamos y nos dirigimos a la espectacular «cascada Gullfoss» cascada de oro. Sencillamente, impresionante. Gullfoss está compuesta por dos cascadas que llevan una media de 109 metros cúbicos por segundo. La primera de ellas, en la parte más alta, mide 11 metros de altura y la segunda 20 metros y al juntarse ambas suman 31 metros de altura.

Durante el recorrido, paramos a ver los caballos islandeses que son una raza única, más bien pequeña y con una gran fuerza.

Continuamos disfrutando de las maravillas de la naturaleza que tiene este país y nos dirigimos al área geotérmica Geysir en el valle de Haukadalur. Un complejo geotérmico de varios géiseres en los tres kilómetros cuadrados que mide el área. Es un fenómeno natural que cada 6 ó 9 minutos la superficie humeante y encharcada por los vapores de agua acumulados , escupe columnas de agua hirviendo. Es verdaderamente digno de ver y contemplar.

Después de presenciar estas maravillas y parar a comer, nos dirigimos al Parque Nacional Phingvellir, una de las paradas más importantes de la excursión y de la historia de Islandia. El Parlamento islandés se formó, en la región, en el año 930. Es el primer parque nacional de Islandia. Se estableció allí en el año 1928 y fue designado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus paisajes mágicos están formados por la geografía única del valle, con una grieta que está parcialmente llena de agua subterránea. Debido a sus campos de lava, han dejado admirables gargantas y fisuras que hacen del Parque un lugar extraordinario. Desde allí nos dirigimos al barco encantados de disfrutar de tanta y tan bella naturaleza.

Día 7 .- Isäfjordur

Nos estaba esperando el autocar en el puerto para ir a este pequeño pueblecito de unos tres mil habitantes que es la capital de la región de los fiordos del noroeste de Islandia. El recorrido fue espectacular. Rodeado de majestuosas montañas y espectaculares paisajes marinos. Está situada en un banco de arena del pequeño fiordo Skutulsfjördur que fue el origen del pueblo. Sus casas de madera de colores y sus barcos anclados en el puerto configuran un escenario de cuento. Aquí se encuentra la casa más antigua de Islandia construida en 1743. Desde allí nos dirigimos a Sudureyri, una aldea con muy pocos habitantes, donde dimos un paseo por este diminuto pueblo y degustamos los deliciosos sabores locales como el salmón.

Día 8.- Akureyri

Al estar la ciudad cerca del puerto, nos fuimos por nuestra cuenta a visitarla. La llaman la «segunda capital» de Islandia. Se erige entre las montañas nevadas y el fiordo más largo de Islandia, Eyjafjördu. Rebasando prácticamente el Círculo Polar Ártico, ese día, la ciudad, nos sorprendió con el sol en todo su esplendor y una temperatura muy agradable. Con sus doscientos mil habitantes, aproximadamente, se ha convertido en una metrópolis con diversas atracciones turísticas, arte urbano y un gran ambiente en sus calles y plazas. Uno de los puntos de interés es la iglesia Akureyrarkirkja, construida en 1940 por el mismo arquitecto que la de Reikiavik, tienen mucho parecido. Se encuentra en lo alto de una colina y desde allí se puede obtener una de las mejores vistas de la ciudad. Después de disfrutar toda la mañana del ambiente y del tiempo, nos recogió el autocar para visitar el Jardín Botánico. Todo un contraste ver flores y plantas preciosas en un clima tan adverso. Tiene 7.000 variedades de plantas, arbustos y flores y alrededor de 420 especies de flora nativa de Islandia. Impresiona ver los árboles y plantas tropicales como crecen a pesar de las temperaturas tan frías. Desde allí nos dirigimos a la cascada Goðafoss, otro magnífico lugar para disfrutar de la naturaleza. Tiene 12 metros de altura y 30 de ancho desde donde cae el agua con una furia impresionante. Es conocida como la «cascada de los dioses» por la leyenda que cuenta que tras la cristianización de Islandia en el año 1.000 d.c. al haber desterrado el paganismo, uno de los principales gobernantes lanzó al agua de Godafoss todos los ídolos paganos, cambiando así los dioses vikingos por el dios cristiano. Llegamos al barco impresionados de ver tanto y tan bello. Esa tarde disfrutamos del teatro y de la cena. El barco ya volvía de nuevo hacia Escocia.

Día 9.- Navegación

En este día comienza la vuelta hacia Escocia con el mar muy picado que contemplamos a través de los ventanales y las cubiertas del barco. Ha sido todo un espectáculo verlo. Los días de navegación aprovechamos para disfrutar de las actividades y nos hemos hecho unos expertos en el Rummykub. Nos encanta jugar en los salones que hay para ello delante de un café, un refresco o una cerveza. Aprovechamos la mañana para visitar el interior del buque. Vimos su corazón. Estuvimos entre los «bastidores» del gran teatro donde descubrimos la magia que se crea a diario, los sofisticados sistemas de luces y sonido y todo el vestuario de los artistas. La cocina de a bordo fue otro de los descubrimientos donde preparan todas las comidas con una limpieza y un orden exquisitos. Estuvimos con los chefs informándonos de toda la organización para que la comida esté siempre en buen estado, visitando los almacenes donde guardan todos los alimentos frescos y congelados. Igualmente, visitamos la lavandería y la zona de plancha donde lavan toda la lencería de los camarotes. Allí estaba el personal sin parar de trabajar para que el engranaje fuera perfecto. También fuimos a conocer los camarotes y las zonas reservadas al personal y a la tripulación. Un viaje por las entrañas del barco que resultó muy curioso e interesante ver. Ya por la tarde, y antes de cenar, disfrutamos de las actuaciones en el teatro que son espectaculares.

Día 10.- Kirkwall Ya de vuelta a Escocia, llegamos a la ciudad de Kirkwall, la capital de las Órcadas escocesas, (Orkney en galélico escocés), archipiélago compuesto por 70 islas situado en el norte de Escocia. Su catedral, San Magnus, de arenisca roja es uno de los mejores monumentos medievales de Escocia. La ciudad se divide en dos zonas, el antiguo puerto y la calle principal, con paisaje muy verde y construcción típica escocesa.

Las Órcadas escocesas ocultan numerosos y bellos secretos que descubrimos en la visita a Mainland, la isla principal y al gran yacimiento prehistórico de Skara Brae, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde allí nos trasladamos a la pequeña isla de Lamb Holm donde se encuentra la capilla italiana que fue construida por prisioneros de guerra italianos que fueron capturados en África durante la Segunda Guerra Mundial. Estos prisioneros fueron trasladados a la isla con el propósito de brindar ayuda en la construcción de las barreras de Churchill en Scapa Flow. Es una capilla muy bien conservada ya que, en el año 1958 se creó el Comité de Preservación de la Capilla y a día de hoy está considerada como edificio protegido. Continuamos hacia el oeste y nos adentramos en el corazón de las Órcadas neolíticas, viendo las impresionantes rocas de Stenness, un tesoro arqueológico que data de más de 5.000 años. Es uno de los primeros círculos de piedra de Gran Bretaña. Tienen entre 4 y 5 metros de altura por medio metro de ancho en posición vertical. Llegamos al barco impresionados por la cultura tan bella e interesante.

Día 11.- Navegación

El viaje va tocando a su fin y hoy tenemos el día para comenzar a preparar el equipaje y recibir toda la información por parte de la naviera para la salida mañana cuando lleguemos a Hamburgo. Es un día de rebajas y de fiesta en el barco. Las tiendas ponen a mitad de precio sus existencias y hay ofertas muy buenas para comprar ya sean perfumes o ropa de vestir, de deporte o calzado. La actuación del teatro fue magnífica y las cenas de despedida de los restaurantes fueron preciosas y muy entrañables. En el «Arabesque» todo el personal desfiló cantando y compartimos canciones y bailes con una cena muy especial.

Día 12.- Hamburgo

Ahora sí llega el final de este fantástico viaje. Después de navegar toda la noche llegamos al puerto de Hamburgo donde nos está esperando el autocar que nos lleva a visitar la ciudad y después al aeropuerto. Hamburgo es la cabeza de un área metropolitana de unos cinco millones de personas que ocupa, además, parte de los estados vecinos de Baja Sajonia y Schelswig-Holstein, lo que la convierte en la segunda ciudad más poblada de Alemania después de Berlín. Está bañada por el río Elba y en varias ocasiones fue destruida por varios incendios. Durante la Segunda Guerra Mundial fue devastada por bombardeos llamados «Operación Gomorra» que provocó la muerte de alrededor de 40.000 personas. Actualmente, es una ciudad muy bella con multitud de canales, dársenas, lagos que le han valido el sobrenombre de la «Venecia del Norte». Tiene una exhuberante vegetación y fue nombrada Capital verde Europea. Comenzamos en el «Km 0» así llaman a la plaza donde se encuentra el Ayuntamiento, un símbolo histórico de la ciudad. El edificio es impresionante. Tiene 112 metros de altura. Es de estilo neorrenacentista inaugurado en 1897 y no solo alberga al gobierno de la ciudad, también es sede del Parlamento y del Senado de Hamburgo. Vamos caminando por la gran plaza y llegamos a la zona del conjunto más grande del mundo de almacenes porturarios. Es una gran joya de la ciudad declarado Patrmonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde allí, seguimos caminando y llegamos al lago Alster en el corazón de la ciudad. Un paseo por su ribera es todo un placer. Desde allí vamos a los barrios más icónicos de Hamburgo, con sus fachadas pintadas con los colores del movimiento LGTBI al ser una de las ciudades europeas más comprometidas con este movimiento. Visitamos la iglesia de San Miguel que es un símbolo. Situada en una de las zonas más bellas de la ciudad con vistas al puerto y al río Elba. De estilo barroco, es preciosa y tiene cinco órganos colocados en diferentes sitios, disfrutando a medio día, de un recital del organista durante un cuarto de hora. Desde allí, muy cerca, se encuentra la calle Krameramtswohnungen una joya arquitectónica. Esta pequeña y estrecha calle nos sorprendió por la belleza de sus construcciones (una pena no poder poner las fotos de esta belleza). Data del siglo XVII y fue construida para las viudas del Gremio de Comerciantes.

Hamburgo ha sido para nosotros todo un descubrimiento al poder caminar por sus calles, disfrutar de sus lagos y ver en todo momento su abundante vegetación, árboles que hacen de ella toda una ciudad sostenible con el medio ambiente. Una bella ciudad que merece la pena conocer. Después de comer, el autocar nos lleva al aeropuerto donde finaliza este espectacular viaje por países en los que hemos disfrutado de mucha naturaleza y mucha cultura, llevándonos una experiencia inolvidable.


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«Pedro, no te rindas»

Hace tiempo que no escribo artículos de política. Dadas las circunstancias tan graves que estamos viviendo en estos momentos, me pongo el traje de comentarista y quiero dirigirme al presidente del gobierno de España para, sobre todo, enviarle mi cariño y respeto hacia su decisión de tomarse unos días de reflexión.

«Querido, presidente, querido compañero, eres una persona resiliente, valiente, después de todo lo que llevas pasado desde que te presentaste por primera vez a la Secretaría General del Partido Socialista Obrero Español con un proyecto innovador dando voz y voto a la militancia, recorriendo todo el país y ahora lo estás demostrando nuevamente cuando haces una carta abierta a la ciudadanía y tienes la valentía de comunicar tu decisión de tomarte unos días de reflexión, apartándote de todo el ruido y pensar solo en tus emociones.

Hay a quienes les cuesta entender tu decisión enviando insultos y burlas porque se creen que los políticos no tenéis sentimientos, estáis hechos de otra pasta, pero antes que políticos sois personas y como personas actuáis en la vida teniendo toda la legitimidad. Siempre por detrás del desempeño está la persona humana para hacer lo que crea conveniente y es legítimo hacerlo. Hay quien critica que lo hayas anunciado a través de una carta abierta, pero cuando una persona lo expresa en voz alta y lo entrega a la sociedad es transparencia. A otros, se les admite y se les apoya, a ti, no.

Llevas mucho tiempo, prácticamente desde el inicio de tu llegada a la presidencia del gobierno, recibiendo todos los días acoso y derribo por parte de los poderes fácticos y ha ido subiendo, día a día, una espiral de odio que ya ha rebasado todas las líneas rojas. Por eso, con tu carta abierta, nos has dado la oportunidad de que la ciudadanía nos planteemos también reflexionar sobre lo que está sucediendo. Y eso es lo que estoy haciendo y quiero compartir contigo.

No podemos permitir que el odio, el acoso de la extrema derecha con tal de llegar al poder, haga un golpe de Estado con maniobras de denuncias falsas para intentar acabar contigo y con tu familia. Basta ya de normalizar estas conductas. Los gobiernos se eligen en las urnas.

No podemos permitir volver a la España del blanco y negro, con partidos corruptos gobernando sin sonrojo, financiando bulos y falsedades.

Queremos continuar en la senda del progreso que tú has traído con la reforma laboral, la subida de las pensiones y del salario mínimo profesional, así como el histórico número de veintiún millones de trabajadores y trabajadoras afiliados a la Seguridad Social. Políticas que mejoran la vida de la gente. Tú, eres el referente de nuestro país en Europa y en el mundo. Contigo, la democracia se fortalece, Pedro.

Respeto la decisión que tomes, pero te digo:

Pedro, no te rindas, te necesitamos para seguir avanzando en derechos y libertades. España te necesita. Un abrazo y siempre contigo»


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¿Por qué escribo?

Antonio Real estaba concentrado delante del ordenador tratando de terminar su última novela, pero el teléfono no dejaba de sonar. Por fin, se animó a cogerlo.

—Dígame.

—Antonio, soy Anselmo, el rector de la Universidad —Escuchó al otro lado del hilo.

—¿Qué tal, Anselmo? Estoy muy ocupado. Dime en qué puedo ayudarte, pero rápido —le contestó con prisas.

Anselmo Rosillo, quería que el gran Antonio Real fuese a la Universidad, de la que él era rector, a dar una conferencia para los alumnos de Literatura. Le estuvo explicando en qué iba a consistir la conferencia y el posterior debate. El título era  “¿Por qué escribo?”. Después de una rápida conversación, se pusieron de acuerdo en el día y la hora y le prometió que allí estaría.

Antonio Real era un escritor consolidado y de fama en el mundo de las letras. Cada vez que publicaba, sus novelas eran éxito seguro aunque nunca se había planteado por qué escribía ni para qué. Ahora llegaba el momento de hacerlo y comenzaba a sentir un atisbo de incomodidad.

En los días siguientes, su prioridad era terminar la novela para su publicación, presionado por el editor. Como era costumbre en él se levantaba al amanecer y se ponía delante del ordenador a trabajar. Pero la pregunta no dejaba de rondar por su cabeza y los dedos se quedaban parados encima de las teclas del ordenador al tener el pensamiento ocupado en conseguir una respuesta. Así, comenzó a pensar en lo que es la literatura y para qué sirve. Pensándolo bien no tenía respuesta y se decía a sí mismo: “Será que escribo porque no tengo facundia y prefiero escribir a hablar”. En seguida descartó confesar en público esa respuesta. “Quizás no tendría que haber aceptado la invitación” —pensaba—, al estar viendo cómo su trabajo se retrasaba y la respuesta se estaba convirtiendo en una obsesión. Ahora, a su edad, tenía que retratarse como escritor y no sabía cómo definirse. Por la noche, no dejaba de dar vueltas a lo mismo y el insomnio, que hacía algún tiempo había logrado vencer, volvía de nuevo con fuerza, sintiendo, otra vez, al monstruo de sus miedos e inseguridades que no le dejaba en paz. 

Al fin, Antonio Real, no se atrevió a declinar la invitación del rector y decidió ir a la conferencia después de poco dormir y mucho pensar, investigar y leer.

Ese día se despertó muy temprano, hizo un desayuno contundente, cogió su coche y se dirigió a la Universidad. Cuando entró al recinto abarrotado lo hizo con gesto seguro, sabiendo por una vez, lo que quería decir. El rector le presentó ante los asistentes, todos jóvenes estudiantes de literatura, invitándole a subir al estrado.

—Buenos días a todos y todas —Saludó, Antonio Real con mucha amabilidad—.

Sin más preámbulos comenzó diciendo:

—Agradezco mucho la invitación del rector y ante la pregunta de por qué escribo, os podría decir que lo hago porque elegí este trabajo que me gusta, pero la verdad es que no sé porqué escribo y os confieso que tampoco me preocupa demasiado no saberlo. Comencé de manera espontánea y creo que no sé hacer otra cosa.

Los estudiantes, al escuchar su confesión, no le dejaron continuar hablando, se pusieron todos en pie y le dieron un sonoro aplauso. En ese momento, el monstruo se esfumó y nunca más volvió a visitarle.